Ningún auto ha despertado la simpatía popular que el Volkswagen Escarabajo (o como se le llame
según cada país), convirtiéndolo en el auto del siglo superando a leyendas como el Ford T o
cualquier superauto de lujo. Pero su concepción viene de un origen tan oscuro que hubiera
resultado impensable su fama mundial.
Presentación del Volkswagen
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En 1933, Adolfo Hitler asume el poder de Alemania para borrar de inmediato la democracia y
convertirla en una dictadura. A partir de entonces empezó en paralelo a sus ideales de muerte,
una agresiva campaña de renacimiento industrial, hecha abajo luego de la derrota en la Primera
Guerra Mundial, con la intención de superar a sus enemigos ingleses y franceses (sin contar con
cualquier etnia no aria). Uno de sus principales proyectos, en la mira de la máxima eficiencia
posible de los trabajadores alemanes, fue la de un medio de transporte económico, sencillo,
fiable y capaz de llegar a los 100 km/h.
En 1936, Hitler llamó a un concurso entre diversos fabricantes alemanes para entregar un modelo
acorde a su gusto. Ferdinand Porsche, entregó un curioso auto en forma de escarabajo de nombre
KdFWagen. Este coche cumplía con todos los requisitos, y el factor económico fue muy ventajoso.
Cada propietario del vehículo debía pagar 5 marcos alemanes semanales, haciéndolo un auto de
fácil acceso al público: era un verdadero Volkswagen (auto del pueblo en alemán).
Tiger Elefant (1943)
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Firmado el contrato, Porsche tuvo a disposición una nueva ciudad: la del vehículo KdF (conocido
luego como el Tipo 1), el 26 de mayo de 1938. Cada trabajador debía pagar su cuota semanal hasta
pagar el íntegro del costo del vehículo para recibirlo. Pero el estallido de la Segunda Guerra
Mundial descubrió la estafa: la fábrica tuvo que dejar de construir los Volkswagen para fabricar
material bélico sin entregar ni una sola unidad a los pagantes, sabiendo probablemente que esto
nunca iba a ocurrir porque ya se sabía la fecha de la invasión a Polonia (1 de setiembre de
1939, inicio de la SGM). 286 millones de marcos alemanes del pueblo pasaron a las arcas nazis
con la que lograron financiar proyectos militares como el Commanderwagen, el Kübelwagen y el
tipo 166 anfibio (o Schwimmwagen), todas obras de Porsche, llegando la fábrica (llamada
Wolfsburg por los aliados) a su máximo esplendor en 1943.
Caido el régimen nazi, y con Porsche en la cárcel, se reinició la construcción de los
Escarabajos ni bien terminada la guerra, el 25 de mayo de 1945. Esta vez, con metales reciclados
de las armas alemanas. El éxito fue inmediato ante la urgencia de un vehículo barato para un
pueblo en ruinas, trascendiendo las fronteras con la fama que le conocemos hasta el día de hoy,
auto clásico para unos, utilitario para otros, querido para todos.
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