Culminada la Primera Guerra Mundial, las tendencia mundial era la de un drástico cambio de
vida. La Belle Epoque tuvo una gran influencia en los diseños de los automóviles de aquellos
tiempos. Exquisitas máquinas que satisfacían los gustos del más exigente cliente, hoy en día son
codiciadísimas piezas de colección.
Mercedes Benz 540K (1936)
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A pesar de que no han existido dos modelos iguales, las características de estas bellezas sobre
ruedas son comunes: líneas armoniosas, colores finos, volúmenes generosos, con motores muy
potentes pero a la vez dóciles, y sobre todo, extremadamente costosos. El arte hecho automóvil
había llegado en estos años a su máxima expresión.
Aunque los principales países fabricantes de este tipos de coches eran Francia e Italia, fueron
muchas las marcas a nivel mundial que propusieron entre sus catálogos modelos de lujo. Para
entonces, salieron memorables diseñadores y carroceros como Auburn, Cord, Cadillac, Duesenberg,
Lincoln, Pierce-Arrow, Packard, Labourdette, Fernandez y Darrin, Saoutchick, Touring, Salam
Castagna, Pininfarina, etc, etc. Por otro lado, los grandes costructores como Ford, Mercedes y
FIAT, se encargaban del desarrollo de los motores y chasises. La unión de un famoso carrocero
con un gran constructor daba como producto un auto colosal.
Bugatti Tipo 41 Royale (1927)
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La crisis a causa de la estrepitosa caida de la bolsa de Nueva York afectó de gran forma a la
industria automotriz. Muchas casas pequeñas cerraron sus fábricas, haciendo que las tendencias
cambiaran. La inestabilidad económica y social de los 30 (especialmente en la segunda mitad)
obligó a los compradores a preferir a los autos seguros que a los elegantes, el lujo cedió su
lugar a la fiabilidad. Aún así, los autos divinos no cesaron del todo. Salieron autos fabulosos
como el Rolls Royce, el Auburn Speedster y el Mercedes 540K, tratando de destronar del trono del
auto más bello del mundo al Bugatti 41 Royale, exquisito auto de hermosas líneas y mecánica casi
perfecta, pero como dicen los que lo manejaron, extremadamente difícil de maniobrar. Bugatti no
se durmió en sus laureles y lanzó el Bugatti Atalante, uno de los últimos autos de esta especie
que ya estaba condenada a morir.
Pero así como los autos preciosos nacieron al concluir la Gran Guerra y absorvieron un terrible
golpe a causa de la Gran Depresión, llegaron a su fin definitivo al estallarse la Segunda Guerra
Mundial. Varias fábricas cambiaron sus divinidades motoras por armatostes bélicos; los autos
finos fueron cambiados por utilitarios militares. Nunca más aparecieron estos hermosos autos. La
depresión post-guerra cambió la mentalidad del mundo para siempre: ahora la tendencia sólo nos
limita a sobrevivir.
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