Austin es una de las casas constructoras de minideportivos que le dieron tanta fama al
automovilismo británico en la década de los cincuenta. Y siguiendo la costumbre de los
convertibles británicos, este auto tiene el mismo standard de diseño que sus pares Jaguar, MG o
Triumph.
Su interior es tan sencillo como funcional. Con dos tableros grandes y uno chico para lo cual
hay que hacer un esfuerzo para verlos ya que hay que sortear el inmenso timón, instrumento que
más hace recordar a los de principios de siglo. Un enorme motor de seis cilindros en línea con
tres carburadores que suman una cilindrada de 3 litros dan al ocupante la máxima sensación al
momento de acelerar, haciendo el manejo realmente excitante.